15 de mayo de 2003

Vía crucis sin fin

Difícil situación vive el ex cura
párroco de Escazú

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Padre Walter Howell: “Estaba acostumbrado a realizar unas ocho misas entre sábado y domingo. En Escazú llegué a celebrar 18 000 misas y 11 000 bautizos. ¿Qué voy a hacer ahora, si ésta era mi vida?”


Artículo principal - Edición No. 252 - Mayo de 2003

Rodolfo Martín Ovares

El padre Walter Howell, uno de los sacerdotes más emprendedores de los últimos 25 años, vive hoy el peor momento de su vida y sufre graves problemas de salud.

Howell ya no puede dedicarse a su ministerio con la misma vitalidad que le ha distinguido desde su ordenación, el 7 de diciembre de 1974.

Este vía crucis se inició en la noche del 4 de enero de 2002, cuando fue víctima de una paliza en un asalto en su casa, en Río Segundo de Alajuela. Tras el ataque, el sacerdote sufrió fracturas diversas, hematomas en su cabeza, desprendimiento de varias piezas dentales y golpes por todo el cuerpo.

Al día de hoy, Howell tiene perdidos los sentidos del gusto, olfato y tacto, y el del oído en un 50 por ciento. Asimismo, sufre de perdida de memoria.

Lo ocurrido esa noche le produjo también problemas psicológicos que lo mantienen bajo la atención del médico Walter Fabián Macaya. A lo anterior se suma la falta de ingresos económicos, al punto que algunos feligreses hacen rifas en San Rafael de Escazú para reunir fondos con los cuales comprar alimentos al sacerdote.

Howell se ha visto obligado a vender algunas pertenencias, en especial tesoros religiosos de su preciado museo, para aliviar su lastimosa situación.

“¡Me aplastaron!”, dijo con furia el sacerdote al defensor de los habitantes, José Manuel Echandi, el martes santo durante una visita que le hizo para conocer los detalles de una denuncia presentada horas antes a su favor.

El arzobispo de San José, Monseñor Hugo Barrantes, aseguró estar pendiente de la situación del padre Howell para ver cuál es la ayuda que pueda necesitar.

“Antes, nuestra situación era incierta. Sin embargo, la Arquidiócesis estableció un presupuesto con este fin, el cual es manejado por el presbítero Marvin Benavides”, comentó ayer el sacerdote Hernán Castillo.

“Acabaron conmigo”

Aquel padre Howell que no podía quedarse ni un minuto quieto, y que asombró en Tierra Blanca de Cartago recorriendo a paso rápido las empinadas cuestas del pueblo o las parcelas de los agricultores, hoy no puede hacerlo solo.

El sacerdote debe estar acompañado durante todo el tiempo porque, en cualquier instante, según comentó, “caigo y, cuando me despierto, estoy en un hospital.”

En febrero pasado, bajaba las gradas de su casa y lo último que recuerda es que le faltaban cuatro escalones. Cuando se despertó, se hallaba en el hospital México, donde permaneció inconsciente durante 15 días. Luego, volvió a caerse y, como consecuencia, se quebró un hombro.

“¡Soy un inútil! No solo perdí las fuerzas de mis brazos, sino que también a veces comienzo a temblar de manera incontrolable”, se lamentó.

Una de sus narraciones más dramáticas se refiere a cuando tuvo que pedir ayuda para levantar el cáliz durante el acto de la Consagración.

“Al llegar la Comunión, llamaba a otras personas para que entregaran las ostias, mientras permanecía agarrado al altar, pues no soportaba los temblores. Ésta es mi vida. ¡Acabaron conmigo, soy un inútil!”, comentó Howell.

“En la noche del asalto a mi casa, llegaron unas 70 personas, entre vecinos, amigos, familiares y policías. Días más tarde, aquello quedó en soledad y caí en una profunda depresión, tras percatarme de lo que había sufrido”, recordó.

El padre Howell se encerró en su casa y no volvió a salir. “Estuve muy mal. Sin que yo supiera el motivo, estallaba en llanto y me hacía cuestionamientos que jamás imaginé”, añadió.

Al parecer, según el diagnóstico del médico Fabián Macaya, se trataba de una especie de miedo a las personas, a las que inmediatamente relacionaba con los asaltantes.

Artículo y foto cortesía de periódico Al Día



Asalto brutal

Con sus rostros cubiertos y armados hasta los dientes, los delincuentes ingresaron a la casa del padre Walter Howell, en Río Segundo de Alajuela.

Inmediatamente, el lugar se llenó de gritos, insultos, blasfemias y caos.

Eran las 8:15 p.m. del 4 de enero de 2002, la noche que marcaría para siempre la vida del sacerdote, que en ese momento veía el programa “Magia Divina”, que transmitía el canal de televisión Discovery.

Howell se hallaba acompañado por Próculo, un fiel perro labrador que permanecía a su lado.

Preguntaron que dónde estaba el teléfono para deconectarlo, y el control remoto del garaje, con el fin de cerrarlo”, recordó el sacerdote.

Luego, los delincuentes le quitaron los anteojos y la ropa, le tiraron al piso y, con cinta adhesiva, le ataron sus manos hacia atrás.

Mientras tanto, los asaltantes le golpeaban la cabeza contra el piso, al mismo tiempo que lo agredían a patadas.

Los ladrones, que habían preparado el asalto durante tres meses antes, le preguntaban a Howell por la caja fuerte.

“Sentí que me moría y comence a rezar con fuerza”, comentó el sacerdote.

Sus plegarias enfurecian a los antisociales, al punto que uno de ellos, fuera de sí, le amenazó con matarlo si continuaba rezando.

Dos de los asaltantes se fueron a revisar la casa para buscar la caja fuerte, mientras que un tercero permaneció a su lado.

Los maleantes encontaron la caja fuerte y huyeron con una valiosa colección de monedas de la época de los zares de Rusia y el nazismo alemán, medallas pontificias de hace unos cinco siglos, rosarios de oro y plata, y varios libros antiguos. El valor de lo robado fue de unos ¢70 millones.

Los antisociales fueron reconocidos tres días más tarde de ocurrido el asalto, y apresados algunas semanas después.

La pesadilla ha continuado, pues los delincuentes han llamado por teléfono al sacerdote amenzándole con que mandarán a matarlo, en caso que los delate.

“He tenido que cambiar el número telefónico en tres oportunidades. ¡Ya no sé que hacer!”, dijo con amargura Howell.

Texto y foto: cortesía de periódico Al Día

El padre Walter y su mascota Próculo.




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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es lamentable saber una historia de esa clase parece que fuera increible,y cuesta digerirla especialmente hacersela a una persona tan especial para mi familia fue una persona que estuvo presente en todos los acontecimientos nos caso bautizo a mis hijos hicieron la primera comunión con el fue una persona sincera y con gusto para dialogar cualquier tema .
Es tristeza que nos embarga un profundo dolor saber lo que le paso o pasa nos gustaria tener su dirección o a donde poder ayudar aunque sea economicamente y retribuirle un poco de tanto que nos dio a todos nosotros.

Esperando angelit@ dijo...

Quisiera saber que ha pasado con el Padre Walter... el me bautizó en el 86`

Anónimo dijo...

Alguien sabe en verdad qué ha pasado con el padre Walter? Me gustaría saber tanto de él. Él es una persona demasiado especial y tristemente no sé siquiere si sigue con vida

Unknown dijo...

Que triste saber lo que le pasó al Padre Walter, una persona tan querida en Escazú y que hizo tanto bien por las personas de este pueblo. Hice la primera comunión con él en el año 1993 y lo recuerdo con extremo cariño.
Que alegria sentí ayer, 23 de abril, cuando al terminar la procesion, lo vi en el altar con su sombrerito negro...
Que Dios bendiga a este gran hombre!

Anónimo dijo...

qisiera saber si el hermano del padre el doctorle brinda alguna ayuda
ya que es yn conocido medico famoso alla por los 95 es mi pregunta gracias

Anónimo dijo...

HOy, sábado 10 de marzo de 2012, falleció nuestro querido padre Walter. El pueblo de Escazú está de luto.

Anónimo dijo...

El padre Walter era mi primo, el me bautizo a mi hija Marjorie, me bendijo mi casa en el Porvenir de Desamparados,m me hizo el tedeum cuando Marjorie cumplió 15 años..... y fuimos compañeros en el Hospital San Juan de Dios, yo como asistente administrativo el como capellan, me ayhudo mucho en la parte espiritual y junto con mi Esposa y mi Madre me ayudaron a salir del mar del alcoholismo....Gracias Padre y creo que en la eternidad nos veremos...

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