15 de junio de 2013

Tungana, abuelo centenario

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Tungana, a su centenaria edad, goza de muy buena salud, oye muy bien, solo le falla un poco la vista.


Artículo secundario (B) - Edición No. 308 - Junio de 2013

Marco Antonio Roldán

Sereno y conversador, Jesús Castro Castro, mejor conocido como Tungana, es uno del minúsculo porcentaje de escazuceños que han tenido el privilegio de alcanzar el siglo de edad y presumir de tener una salud envidiable.

Cuando llegó al mundo, el 25 de junio de 1913, Escasú —así, escrito con “S”— era solo una villa de la provincia de San José y hacía tan poco como un lustro que se había inaugurado en el centro del cantón los servicios de canería y luz eléctrica.

Durante la época de su juventud y siendo mayor de edad, se dedicó a las labores de agricultura en la finca de su padre ubicada en Guachipelín, donde cultivaban el arroz; además tenían otra propiedad en Jaboncillo dedicada a la siembra de frijoles.

En 1936, y gracias a sus habilidades de carpintero, trabajó en la construcción del Banco Nacional de Costa Rica, en San José. Años después se dedicó al servicio de transporte de carga y entre sus vehículos tuvo un Ford Thames, color rojo. También fue propietario del depósito de materiales San Antonio, ubicado en el distrito escazuceño del mismo nombre.

En 1941 contrajo matrimonio con Dulcelina Corrales Herrera y de su unión nacieron 10 hijos, en orden de mayor a menor: Pamelis, María del Carmen, Marta, Isabel, Susa, Martín, Marianella, Fabián, Nelson y Efrén. Asimismo, es el orgulloso abuelo de 31 nietos y 9 bisnietos.

Con sus hijos y esposa, siempre le gustó mucho pasear y juntos conocieron muchos lugares de Costa Rica.

En 1983 su compañera falleció a causa de una enfermedad y actualmente vive en la misma casa que construyó hace más de 70 años —100 metros norte del Abastecedor La Violeta— que en un principio era solo de bahareque y que, con los años y conforme aumentaba el número de hijos, se fue ampliando y remodelando.

Su comida favorita es el caldo de frijol con huevo duro y arroz, acompañado de aguacate, y aunque come de todo, parte de su longevidad se debe, quizás, a la moderación en su forma de alimentarse, donde aplica aquella famosa frase que dice que “hay que comer para vivir y no vivir para comer.”

El 21 de junio del presente año, unos días antes de la fecha, Tungana celebrará sus 100 años de vida en una fiesta en el amplio salón del Hogar Magdala, en Bello Horizonte de Escazú, donde lo acompañarán familiares y amigos más cercanos.



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